Dia de Tiradentes - 21
de Abril
Joaquín José da Silva Xavier, o
Tiradentes, (Minas Gerais, 16 de agosto de 1746 - Río de Janeiro, 21
de abril de 1792) fue un odontólogo, militar, minero, comerciante y
activista político brasileño.
Nació en un pueblo del distrito de
Pombal. Tiradentes era hijo del portugués Domingos da Silva Santos,
propietario rural, y de la brasileña Maria Antônia da Encarnação
Xavier. Era el cuarto de siete hermanos. En 1755 y 1757 murieron
sucesivamente su madre y su padre. No estudió de manera formal, sino
que se puso bajo la tutela de un padrino, que era cirujano. Trabajó
ocasionalmente como minero y en diversas tareas relacionadas con la
farmacia y la odontología, lo que le valió su apodo de Tiradentes.
Con los conocimientos adquiridos en
su trabajo de minero se hizo técnico en reconocimiento de terrenos y
en exploración de sus recursos, y empezó a trabajar para el gobierno.
En 1780 se alistó en el ejército de Minas Gerais, y en 1781 fue
nombrado por la reina María I, comandante de patrulla de Caminho
Novo, que conducía hasta Río de Janeiro y que garantizaba el
transporte del oro y los diamantes de la región. En ese periodo,
comenzó a criticar las misiones de exploración del Brasil por parte
de la metrópoli, lo que resultaba evidente cuando se comparaba el
volumen de riquezas tomadas por los portugueses y la pobreza en la
que seguía viviendo el pueblo. Descontento por no conseguir ascender
en su carrera militar (en la que sólo llegó al grado de alférez) se
licenció en 1787.
Durante un año vivió en la capital.
Pero la imposibilidad de obtener beneficios en grandes proyectos de
canalización que se desarrollaban en Río de Janeiro hicieron que sus
sentimientos antiportugueses se acrecentaran. De regreso a Minas
Gerais, empezó a preconizar en Vila Rica y sus alrededores la
creación de un movimiento de independencia para Brasil. A este
movimiento se integraron miembros del clero y personajes de cierto
relieve social, como Cláudio Manuel da Costa, antiguo secretario del
gobierno, Tomás Antônio Gonzaga, e Inácio José de Alvarenga Peixoto.
El movimiento ganó apoyo ideológico con la independencia de las
colonias británicas en Norteamérica y la formación de los Estados
Unidos. Factores regionales y económicos también influyeron en
consolidar la rebelión en Minas Gerais, ya que la región producía
cada vez menos oro. Los colonos ya no eran capaces de cumplir con el
pago anual de cien arrobas de oro destinadas a la Real Fazenda,
motivo por el que se unieron a la rebelión.
El sentimento de rebelión alcanzó su
momento álgido con la implantación de un nuevo impuesto por parte
del gobierno colonial: una tasa obligatoria de 538 arrobas de oro en
impuestos atrasados (desde 1762), debía ser ejecutada por el nuevo
gobernador de Minas Gerais, Luís Antônio Furtado de Mendonça,
vizconde de Barbacena. El movimiento se inició la noche de la
insurrección: los líderes de la inconfidencia salieron por
las calles de Vila Rica dando vivas a la República, con lo que
obtuvieron la inmediata adhesión de la población. Sin embargo, antes
de que la conspiración se transformara en revolución, fue delatada
por los portugueses: coronel Joaquim Silvério dos Reis, teniente
coronel Basílio de Brito Malheiro do Lago y el natural de Azores
Inácio Correia de Pamplona, a cambio de ver condonadas sus deudas
con la Hacienda Real. El vizconde de Barbacena suspendió el impuesto
y ordenó la prisión de los conjurados (1789). Tiradentes se escondió
en casa de un amigo en Rio de Janeiro, pero fue delatado por Joaquim
Silvério dos Reis (que más tarde, por su delación, entre otras
cosas, recibiría de la corona el título de Fidalgo).
Entre los inconfidentes
destacaron los religiosos Carlos Correia de Toledo e Melo, José de
Oliveira Rolim y Manuel Rodrigues da Costa; el teniente coronel
Francisco de Paula Freire de Andrade, los coroneles Domingos de
Abreu y Joaquim Silvério dos Reis (uno de los delatores del
movimiento); los poetas Cláudio Manuel da Costa, Inácio José de
Alvarenga Peixoto y Tomás Antônio Gonzaga.
EL mayor deseo de los
inconfidentes era establecer un gobierno independiente de
Portugal, crear una universidad en Vila Rica, formar industrias y
hacer de São João Del-Rei la nueva capital de la región.
Joaquim José da Silva Xavier,
Tiradentes, era probablemente el
participante en la revuelta de menor posición social (era alférez y
dentista práctico). Por esa razón, fue el único que asumió la
responsabilidad por la Inconfidência, a pesar de que al principio
negó su participación, y trató de exculpar a sus compañeros.
Encarcelados, todos los inconfidentes tuvieron que esperar durante
tres años hasta que finalizó el proceso: algunos fueron condenados a
muerte y otros al destierro. Luego, por orden de la reina Doña María
I, todas las sentencias fueron conmutadas por el destierro, excepto
la de Tiradentes, que siguió condenado a muerte.
Y así, en la mañana del sábado 21 de
abril de 1792, Tiradentes recorrió
en procesión las calles engalanadas del centro de la ciudad de Río
de Janeiro hasta el patíbulo. Ejecutado y descuartizado, con su
sangre se firmó la certificación de que se había ejecutado la
sentencia de muerte y se declaró su memoria infame. Su cabeza se
plantó en un poste en Vila Rica y sus restos mortales se
distribuyeron a lo largo de Caminho Novo: Cebolas, Varginha do
Lourenço, Barbacena y Queluz, la antigua Carijós; lugares en los que
expuso sus discursos revolucionarios. Su casa fue destruida y todos
sus descendientes deshonrados.
Tiradentes siguió siendo tras la
Independencia de Brasil, una personalidad histórica relativamente
oscura, ya que durante el Imperio, los dos monarcas, Don Pedro I y
Don Pedro II, pertenecían a la línea masculina de la Casa de
Braganza, y eran, respectivamente, nieto y bisnieto de Doña Maria I,
que había emitido la sentencia de muerte de Tiradentes. Tuvo que ser
la República, o más exactamente los ideólogos positivistas que
presidieron su fundación, los que buscaron en la figura de
Tiradentes una personificación de la identidad republicana de
Brasil, y mitificaron su biografía. Esto explica su iconografía
tradicional, con barba y camisola, al lado del cadalso, que le da un
cierto parecido a Jesucristo y que, al parecer, carece de
verosimilitud. Como militar, lo máximo que Tiradentes se permitió
fue un discreto bigote. En la cárcel, en la que pasó sus últimos
tres años de vida, los presos estaban obligados a afeitarse.
Aunque nunca se casó, Tiradentes tuvo
dos hijos, João con la mulata Eugênia Joaquina da Silva, y Joaquina,
con la pelirroja Antonia Maria do Espírito Santo, que vivía en Vila
Rica.
Tiradentes está considerado
actualmente Patrón Cívico de Brasil, y la fecha de su muerte (21 de
abril) es día festivo en todo el país.
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Fonte:
es.wikipedia.org
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